viernes, 31 de enero de 2014

FLEMMING Y LA PENICILINA

Hola a todos. Hoy les voy a hablar de los primeros antibióticos que surgieron a lo largo de la historia y de los científicos que los descubrieron. Estos avances tuvieron mucha importancia ya que salvaron millones de vidas.


No se sabe muy bien cuándo surgieron los primeros antibióticos. Para empezar, Louis Pasteur, el científico francés que descubrió la fermentación, la vacuna contra la rabia y desmintió la teoría de la generación espontánea;  junto con Robert Koch, descubridor de la tuberculosis, desarrollaron la teoría germinal de las enfermedades, que decía que estas se producían debido a la penetración de microorganismos patógenos en el cuerpo, causando daños y malestares, así como la muerte en muchos casos.
Louis Pasteur con matraces de cuello de cisne


Paul Ehrlich
Más tarde, Paul Ehrlich, médico y bacteriólogo alemán, pensó que posiblemente existieran sustancias químicas que matasen a las bacterias y los virus causantes de las enfermedades. Comenzó a investigar con el fin de curar la enfermedad de la sífilis, que es una enfermedad venérea (de transmisión sexual) que produce la aparición de úlceras y lesiones por todo el cuerpo, fiebre, dolor muscular, fatiga, pérdida de cabello…

Ehrlich encontró una sustancia que podía combatir a la sífilis y la denominó Salvarsán. Este fue considerado el primer antibiótico, aunque tenía graves efectos secundarios ya que era una sustancia tóxica.

 

 
 
Otro científico, Edward Jenner, descubrió que si inyectabas un tipo de bacteria causante de alguna enfermedad pero ya muerta en el cuerpo de una persona, esa persona se inmunizaba contra la enfermedad y ya no volvía a padecerla. Esto se debe a que el organismo crea anticuerpos contra esa bacteria y como está muerta no causa síntomas ni daños, pero cuando la persona contrajese de nuevo esa bacteria, los anticuerpos actuarían inmediatamente contra ella. Jenner lo descubrió porque vio que los granjeros que trabajaban con vacas y contraían enfermedades que padecían los animales, al hacer menos efecto en los seres humanos,  enfermaban pero enseguida se recuperaban y ya no volvían a padecerla. El científico extrajo líquido de las pústulas que se formaban en el hocico de las vacas cuando padecían viruela y se lo inyectó a una persona. Esa persona no contrajo la viruela.
 

Todos estos descubrimientos dieron un gran empujón a la Medicina, pero el descubrimiento más importante estaba todavía por llegar. Alexander Fleming fue un científico que se dedicaba a la microbiología en el hospital St. Mary de Londres. Siguiendo los pasos de Erhrlich, Fleming estaba investigando sobre posibles sustancias que podrían matar a las bacterias pero que no tuviesen efectos secundarios que pusieran en peligro la vida del paciente. Para ello tenía un laboratorio en el que estudiaba las bacterias en placas de Petri, que son unas cápsulas donde se podían poner muestras para estudiarlas al microscopio y después taparlas. Pero un buen día a Fleming se le olvidó tapar una de sus placas, donde estaba estudiando un tipo de bacteria denominado “estafilococo”. Cuando se dio cuenta, había aparecido un moho en la placa, que más tarde supo que se llamaba penicillium notatum. Esto no era nada raro y ya había pasado muchas veces en los laboratorios, pero Flemming era un hombre curioso y observador y se fijó en algo que  a ningún otro científico se le había ocurrido mirar: alrededor del moho no había bacterias. Alrededor del moho se formaba un círculo de unos pocos centímetros de ancho en la que no había ni una sola bacteria. Más allá del círculo se amontonaban las bacterias restantes. Así que Flemming, que también era muy imaginativo, pensó que esto se debía a que el moho producía una sustancia química que mataba a las bacterias. Había descubierto algo importantísimo de casualidad.

A partir de ese momento el científico inglés hizo pruebas con el moho para ver si salía el mismo resultado varias veces, y de todas sacó la misma conclusión. Entonces decidió aplicar el descubrimiento a la medicina y a intentar crear un antibiótico que salvara la vida de las personas. A esa medicina la llamaría penicilina. Sacó varios gramos de penicilina pura  partir del moho penicillium notatum y se lo inyectó a cuatro ratones de laboratorio infectados de una enfermedad bacteriana, frente a otros cuatro infectados a los que no se les administró la medicina. Los cuatro ratones no tratados murieron, mientras que los administrados con penicilina sobrevivieron.  

Fleming publicó sus descubrimientos. Al principio nadie le prestó mucha atención, aunque  algunos científicos, como Florey y Chain, ambos químicos, ayudaron a Fleming con su investigación. Flemming, junto con Florey y Chain, comenzó a sacar tanta penicilina como podía del moho, pero no era suficiente para curar a los enfermos, que necesitaban 3000 veces más cantidad de penicilina que un ratón. Cuando consiguieron una cantidad razonable, decidieron probarlo en pacientes. El primero fue un policía de 43 años infectado por un rasguño en la cara muy grave. Le suministraron la penicilina y los primeros días  mejoró pero, al acabarse la existencia de la medicina, el paciente recayó. Se intentó por todos los medios conseguir más penicilina, incluso llegaron a recuperar restos presentes en la orina. Pero el paciente estaba muy enfermo y murió. Con tal consecuencia, se buscó la presencia del moho en otros lugares  y se encontró en un tipo de fruta, del que se podían sacar enormes cantidades de penicilina. Eso impulsó la producción y comercialización de penicilina en polvo, que se aplicaba a pacientes y los curaba en la mayoría de los casos.

Flemming, Florey y Chain consiguieron el Premio Nobel de Medicina por tales descubrimientos. Los problemas que tenía la penicilina era que solo curaba enfermedades causadas por bacterias y que a lo largo del tiempo podía causar reacciones alérgicas y crear resistencia por parte de las bacterias ante el antibiótico, como consecuencia del consumo descontrolado de la población.

Más tarde otros científicos investigarían y descubrirían  otras sustancias que matan a las bacterias.

 

jueves, 2 de enero de 2014

FACTORES QUE DETERMINAN LA SALUD


Hola a todos, hoy les voy a hablar de los factores que determinan la salud, es decir, qué debemos hacer para estar sanos y qué debemos evitar para sucumbir a la enfermedad. También voy a comparar las condiciones de vida de los países subdesarrollados con las de los países desarrollados. Verán la enorme diferencia entre unos y otros.

Empecemos.

Los factores condicionantes de la salud son aquellas características que nos permiten estar sanos si los cumplimos adecuadamente. Estos factores tienen una gran importancia y es necesario seguirlos para gozar de una buena salud. La salud no solo se refiere a la ausencia de enfermedad, sino que es el completo estado de bienestar que puede tener una persona (físico, mental y social).

Los factores condicionantes son la biología, el estilo de vida, el sistema de asistencia sanitaria  y el medio ambiente.  

La parte de la biología se refiere a la genética y al envejecimiento. Los genes que cada persona recibe pueden tener alteraciones que provocan enfermedades que en algunos casos se pueden curar y en otros no. Además, a medida que pasa el tiempo se requiere de más cuidados y más atención debido al envejecimiento, que también trae consigo enfermedades.

El estilo de vida se refiere a los hábitos que cada persona tiene en el día a día. Lo más recomendable es tener una buena higiene, hacer ejercicio físico, tener una alimentación saludable y evitar el consumo de sustancias perjudiciales para el organismo.

El sistema de asistencia sanitaria depende de la zona en la que la persona viva. En los países desarrollados hay más servicios sanitarios que en los países no desarrollados, lo que supone que los primeros tengan una población más sana y la esperanza de vida sea mayor que en los segundos.

Por otra parte, también es importante el cuidado del medio ambiente. No contaminar el aire y el agua es muy importante para evitar las enfermedades y para no destruir la naturaleza, que al fin y al cabo es el lugar donde habitamos.

También hay otros factores importantes como el trato social con la gente y la cultura de la civilización en la que vivimos. Por ejemplo, si una persona es acosada e insultada por los demás lo más probable es que acabe enfermando, sucumbiendo a la depresión y a los malos hábitos. Por eso es importante pensar antes de decir algo que pueda dañar a alguna persona.




Estos son los factores determinantes y, como he dicho antes, se dan más en los países desarrollados que en los subdesarrollados,  sobre todo en lo que se refiere a la asistencia sanitaria, higiene y alimentación. Desgraciadamente en estos países abunda la pobreza y sus habitantes tienen muchas dificultades para sobrevivir. Es un hecho que la esperanza de vida en estos lugares es muy inferior a la de los países desarrollados, debido a que no pueden cumplir los factores que determinan la salud y por tanto abunda la enfermedad y la muerte. Actualmente se ayuda a las gentes de estos países mediante proyectos solidarios que pretenden construir pozos para que las familias tengan agua o les llevan alimentos para que puedan comer o construyen escuelas para que los niños aprendan y puedan valerse de sí mismos en el futuro. Pero todavía hay mucho por hacer y mucha gente a la que ayudar. En los últimos años ha descendido la esperanza de vida en el sur de África a 46 años de media, cifra muy escasa comparada con la media de unos 78 años en los países desarrollados. Esto se debe al aumento de enfermedades tales como el sida (VIH) o la malaria, que está acabando con la vida de los africanos cada vez con más frecuencia. Y no sólo por África, también se expande el sida por todos los países, pero debido a las condiciones de vida de unos y otros y la asistencia sanitaria los más afectados son los africanos.


Desde mi punto de vista los pobres deben recibir mucha más ayuda de la que están recibiendo, por parte de la gente de los países desarrollados y por la gente de su propio país puesto que hay una enorme diferencia social. Con un poco de ayuda y entre todos se puede conseguir un mundo sin pobreza.